Cristales: su vibración oculta
Los cristales siempre tienden hacia el equilibrio. El cristal equilibra, focaliza, dirige adecuadamente la energía del ser humano, es por ello que al utilizar los cristales, la energía física y psíquica se incrementa. Los cristales no son entidades mágicas que proporcionan aquello que no existe. La curación con cristales es posible si se dispone de energía propia para lograrlo. Si el impulso existe, el poder del cristal colaborará para que su orientación se encamine hacia el equilibrio y la armonía. El brillo y la claridad son factores determinantes.
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Los conceptos positivo y negativo son valores universales, que se refieren a vibraciones buenas o malas para cada individuo y que no son iguales para todos. No se puede dudar de la capacidad del cristal para irradiar energía y que esta puede equilibrar focalizar, purificar o tonificar la propia energía vital, ya que esto entra en el campo de la comprobación científica. Todos los cristales irradian energía positiva.
¿Qué pueden y qué no pueden hacer los cristales?
No curan por tocar o frotar, no pueden dañar, encontrar lo que se ha perdido, reconstruir lo destruido, sustituir un tratamiento con un especialista, o relevar una responsabilidad. Lo que sí pueden hacer es mejorar la calidad de vida, contribuir a una valoración, incrementar capacidades, favorecer la meditación, ayudar a dormir mejor, aumentar la capacidad decisoria, curar dolores localizados y ayudar a impulsar los cambios.
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¿Cómo escoger los cristales?
Los cristales no los escogemos al azar, es decir, establecemos una afinidad previa. Esta sintonía con los cristales es muy valiosa y es la que debe determinar su elección, porque los cristales que más pueden ayudarnos son los que intuitivamente más nos atraen. A partir de ellos podremos seleccionar otros complementarios para aprovechar su poder, pero serán los que nos resulten más afines, los que nos presten más ayuda para canalizar nuestra propia energía.
Combinación entre cristales
No todos combinan entre sí, la afinidad energética en algunos es altamente positiva y muy recomendable, pero hay casos en que los campos vibratorios pueden neutralizarse y hacer perder eficacia a la experiencia. Por ejemplo; el diamante combina con jade, ámbar, zafiro y jaspe, pero no es recomendable con la aventurina. El rubí combina bien con el topacio el cuarzo y el granate, pero no es nada recomendable con el ópalo.
¿Cómo actúan los cristales?
Irradian constante y suavemente fuerza vital positiva. Un cristal en una habitación puede cargar favorablemente el entorno y conectar de manera positiva con quienes utilizan la habitación, porque las vibraciones irradiadas van hacia el equilibrio y la armonía de manera incesante. Son numerosos los caminos por los que los cristales pueden hacer llegar el efecto de sus vibraciones positivas a las personas. La mente humana posee la sensibilidad suficiente para captar esta influencia, la presencia de un trozo de cristal en una habitación sugiere que existe disposición para beneficiarse con la fuerza de su energía. Los cristales irradian hacia el entorno de manera tal que, aunque la mente humana no lo perciba, poco a poco el ambiente se va convirtiendo en un lugar especialmente agradable para vivir.
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Uso pasivo y activo de los cristales
El uso pasivo de cristales sirve para energizar positivamente cualquier habitación de la casa, incluyendo la cocina o el baño, para esto conviene escoger un cristal grande. El uso activo sirve para curar una enfermedad, superar una depresión, romper un bloqueo afectivo o imponer un cambio radical a la propia vida, para esto se requiere que los cristales estén preparados y programados. Asimismo, antes de su utilización es necesario un espacio de meditación. Entonces será cuando conocerá el profundo poder curativo de los cristales y la prodigiosa ayuda que pueden aportarnos.